
Los campos tienen ahora un color verde uniforme, que incluye tanto las plantas de arroz como las diversas especies de hierbas competidoras que crecen a la vez. Conseguir sin el uso de herbicidas ni productos químicos de síntesis, en condiciones de alta humedad y elevadas temperaturas, que sea el arroz la planta más abundante es una tarea ardua y no exenta de dificultades.
En nuestro caso, es fundamental realizar una buena preparación de las tierras, favoreciendo el secado de la superficie del suelo y realizando una buena nivelación que permita después un control preciso de los niveles de agua. Esa combinación del secado antes de la siembra del arroz con el mantenimiento de unos niveles adecuados de agua tras la siembra permiten evitar el crecimiento de algunas hierbas competidoras y mantener a raya los elevados niveles de salinidad que caracterizan el delta del Ebro. Estas son las herramientas clave con las que contamos para asegurar el éxito del cultivo. Aun así, en arroz ecológico las producciones son por lo general, bastante más bajas que en el arroz convencional. Sin embargo, la pureza y la calidad del grano dan lugar a un alimento realmente excepcional.
Tras la siembra del arroz que se realizó el pasado 13 de junio, las cálidas temperaturas y el tiempo estable han permitido una muy buena germinación y crecimiento de las plantas, que se encuentran ahora en pleno desarrollo. Muy pronto comenzará a formarse la espiga o panícula, que dará luego lugar a los granos de arroz. Es un ciclo relativamente corto que tiene lugar durante los meses más calurosos del año y que termina con la cosecha, que en nuestro caso será previsiblemente para la segunda semana de octubre.
En nuestra finca contamos además con una pequeña laguna rodeada de carrizales y pastizales salinos que se ha convertido con el paso de los años en un lugar de referencia para los amantes de la observación de aves. Actualmente los charranes, gaviotas, garzas de diversas especies, calamones y anátidas están ya terminando la reproducción, y adultos y jóvenes se entremezclan con los cada vez más abundantes flamencos que han escogido nuestra finca como lugar de descanso y alimentación.
En definitiva, un hervidero de vida en el corazón de una de las principales zonas húmedas del continente europeo.